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Última actualización de la noticia: 01/04/2009
Aunque por su forma de presentación súbita e
inesperada pudiera parecer que el ictus es una
catástrofe imprevisible, en realidad no es así en la
mayoría de los casos. El ictus es el resultado final
de la acumulación de una serie de hábitos de estilo
de vida y circunstancias personales poco saludables.
Los vasos sanguíneos son el blanco de estas
agresiones y, tras años de sufrir un daño continuado,
expresan su queja final y rotunda en forma del
ictus.En la actualidad están muy bien identificados
los más importantes factores de riesgo para el ictus,
según el Grupo de Enfermedades Cerebrovasculares de
la Sociedad Española de Neurología. Un
ictus se produce por unos hábitos no saludables
de vida sumados a otros factores de riesgo como la
hipertensión arterial, y que hoy en día son
plenamente controlables, lo que permite evitar la
enfermedad, si bien como siempre, lo importante es
hacer de la prevención el mejor tratamiento,
puntualiza el Doctor José Vivancos, neurólogo y
coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital
Universitario La Princesa de Madrid.
Los factores de riesgo del ictus son los mismos que
para la enfermedad vascular, lo que pasa es que para
el ictus alguno de estos factores tiene más
importancia y otros factores no son tan relevantes
como para otros efectos vasculares como es el
corazón. Para el ictus el factor de riesgo más
importante, aparte de la edad, mucho más frecuente a
partir de lo 65 años, está la hipertensión arterial.
También la
cardiopatía isquémica, el colesterol elevado, el
tabaco, la diabetes y otros
conllevan ese riesgo asociado.
La presentación del ictus, (golpe en latín), define
muy bien lo que sobreviene, ya que con prevención se
podría abortar la mayoría de estos casos en que se
presenta el ictus. Luego hay otros factores más
estructurales o genéticos, que lógicamente no son tan
controlables y por tanto presentan una facilidad para
el ictus de difícil prevención.
En general los pacientes que presentan
fibrilación auricular representan más o menos el
20% de los ictus que se presentan, no en vano
es una
arritmia cardiaca que predispone a la formación
de trombos en las cavidades del corazón, y estos
pueden desprenderse y viajar hacia el cerebro a
través del árbol vascular. Controlando esta
fibrilación auricular se pueden evitar dos de cada
tres ictus relacionados con este proceso, por ello
hay que insistir en la prevención.
Cuando se habla de ictus se circunscribe a todo
aquello que sea un accidente vascular cerebral de
forma aguda: infartos cerebrales por
trombosis o
embolias, y también las hemorragias
cerebrales.
En cuanto a la prevención, el tener un factor de
riesgo añade riesgo, pero si suma dos factores no
suma el mismo riesgo sino que lo multiplica, y si
tiene tres factores de riesgo y fuma aumenta de forma
exponencial, y por tanto los hábitos de vida, el
control de la tensión, la buena alimentación, el
abandono del tabaco y el alcohol, junto a una dieta
equilibrada será la mejor prevención posible,
sobretodo en personas de mediana edad.
La población debe concienciarse de que los controles
médicos son muy necesarios, y que la calidad de vida
depende no tanto de las soluciones médicas sino de la
propia voluntad de las personas por llevar una vida
equilibrada. Más información en Ictussen
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