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Última actualización de la noticia: 29/05/2008
La ansiedad puede ser simplemente un síntoma que traduce una sensación de inquietud o de nerviosismo de la persona y puede llegar a constituir un trastorno psiquiátrico. Hay una gran cantidad de gradaciones y muchos trastornos incluidos dentro de lo que llamamos trastornos de ansiedad, pero puede aparecer una ansiedad aislada en personas que no sufren ningún trastorno. A veces, los pacientes depresivos no sólo están tristes, hipoactivos o con poco dinamismo sino que también tienen manifestaciones de ansiedad. Generalmente, suelen ser manifestaciones de ansiedad somática, que son molestias en diferentes partes del organismo que el paciente a veces confunde y que cree que son enfermedades de otro origen.
La
ansiedad es unos tipos de manifestaciones que,
aunque se tratan cuando son enfermizas, son un
repertorio de adaptación del ser humano, es decir, la
respuesta ante cualquier amenaza. Cualquier estímulo
externo suscita en nosotros una conducta adaptativa y
cuando se percibe como amenazante y reaccionamos con un
exceso de malestar y preocupación, se llama
ansiedad. Se distingue porque hay
manifestaciones físicas como palpitaciones,
manifestaciones de tipo mental como sensación de
estrechez, de angostura, de malestar; esto es lo que
habitualmente llega a la consulta.
Desde que somos seres vivos, hace millones de años,
estamos en contacto con un entorno que no siempre nos
es favorable, sino hostil y hemos de tener unos
recursos para que la batalla con el entorno no sea
negativa. Han ido evolucionando aquellas especies que
más mecanismos de defensa hayan desarrollado. El ser
humano, después de millones de años, tiene el armario
lleno de estímulos que podrían producir amenazas pero
que ya no lo hacen; por ejemplo, los lugares cerrados y
estrechos, cuando se vivía en cuevas esto era muy
importante, pero hoy en día no es preciso. La patología
consiste en que algo que ha sido crucial para la
especie, ya no tienen sentido
La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:
- Fatigabilidad
- Nerviosismo, inquietud o impaciencia
- Dificultad para concentrarse
- Irritabilidad
- Tensión muscular
-
Dolor de cabeza
- Movimiento de las piernas
- Incapacidad para relajarse
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño
- Sudoración
- Palpitaciones o taquicardia
- Problemas gastrointestinales o sequedad de boca
- Mareos
- Hiperventilación
La angustia torácica, las palpitaciones o las
dificultades para respirar son síntomas que padece un
paciente con ansiedad; los que lo
padecen se sienten incomprendidos o poco
escuchados.
La ansiedad a veces tiene una relación
directa con una situación estresante para una persona y
ante una situación difícil pueden aparecer
manifestaciones de ansiedad, los estudiantes antes de
entrar en un examen por ejemplo. O
ansiedad ante situaciones mucho más graves,
enfermedad de una persona querida, situaciones de
catástrofe, en todas aquellas situaciones que producen
una sensación de temor. Pero eso es una respuesta
normal del individuo. Cuando se trata de un trastorno,
los mecanismo de ansiedad se disparan sin que exista
nada amenazante; tienen la sensación de que les va a
ocurrir algo muy malo sin que haya ningún factor
externo que lo justifique.
En crisis de angustia o de pánico, el
paciente tiene una gran cantidad de síntomas físicos,
palpitaciones, dolor en el pecho..., y nota que eso es
algo que le puede provocar la muerte. Las personas que
han tenido un infarto de miocardio y una crisis
de ansiedad, aseguran que la crisis de
ansiedad es mucho peor.
Se habla de angustia o de pánico cuando esto aparece de
forma repentina en forma de crisis y acompañado de
muchos síntomas somáticos. Se habla de
ansiedad en una situación más
permanente, de temor, de inquietud. La angustia casi
siempre tiene una relación más corporal.Â
Es un trastorno bastante frecuente, un 10% de la
población en general, a lo largo de su vida puede tener
una crisis de angustia. Dentro de los
trastornos de ansiedad están todas las
fobias, con trastornos que se combinan entre
ellos.
Muchas veces la gente confunde miedo con fobia; para
hablar de fobia, la persona que tiene ese miedo tiene
que tener conductas de evitación. Si uno tiene miedo a
volar pero vuela, no tiene una fobia. La gente
con una claustrofobia muy grave puede subir 14
pisos andando para no tener que coger el ascensor.
Los diagnósticos de trastorno de
ansiedad son tan fáciles que el propio enfermo
muchas veces va con un supuesto diagnóstico y el médico
de familia lo confirma fácilmente. A veces, la mayor
parte de estos pacientes están tratados por los médicos
de familia con buenos resultados y derivan a los
psiquiatras los casos más complejos, que tienen
dificultades de otros tipo y aquellos que han
evolucionado con complicaciones como los que no han
tratado a tiempo la ansiedad y se ha
convertido en un problema depresivo.
Muchas veces si se va acompañado esto se alivia un
poco. Para un psiquiatra es fácil diagnosticar una
crisis de ansiedad, porque al ser
médico puede discriminarlo de una crisis de hipoglucemia o de una crisis tiroidea o de
otro tipo de problemas que pueden dar una
sintomatología parecida; por otra parte, el psiquiatra
conoce bien todo el cortejo de los otros síntomas y el
manejo que hay que tener para tratar ese tipo de
problemas. No es infrecuente que la persona, a parte de
tener un ataque agudo de ansiedad,
tenga una ansiedad crónica;Â
básicamente sería una persona sufridora que siempre
está preocupada por lo que va a ocurrir y además se
acompaña de algún tipo de síntoma físico como la
tensión muscular, problemas de sueño, problemas de
dolores que van circulando por todo el cuerpo,
fatigabilidad o incapacidad para concentrarse. Esto es
un poco más difícil de diagnosticar porque fluctúa
durante muchos años. La crisis de
ansiedad se consulta en un 70%, pero la
ansiedad crónica solo se consulta en
un 4% por ansiedad, se consultan por muchas otras
cosas.
Se desconocen las causas que provocan por primera vez
una crisis de ansiedad; hay una serie
de mecanismos neuroquímicos, existen una serie de
experiencias traumáticas de esa persona, en cada
individuo los factores que la condicionan pueden ser
diferentes. Pero como en la mayor parte de los
trastornos psiquiátricos hay una interacción entre
factores biológicos y factores psicológicos. Hay
personas mucho más resistentes que otras; a veces, el
que aparezcan esos síntomas de
ansiedad también depende de las situaciones a
las que nos tenemos que enfrentar. Ante una situación
de grave catástrofe es más factible que más personas
tengan reacciones y manifestaciones de ansiedad que no
han tenido nunca en situaciones normales.
La patología se dispara por una conjunción de tres
aspectos: primero hay una disposición genética; segundo
hay un mecanismo cerebral de alarma que está
especialmente sensible a muchos estímulos y hay la
amígdala y una parte del lóbulo frontal y temporal que
son bastante disparables y el tercero es que existen
estímulos que han sido importantes para la especie y
que se tira de la memoria para poner en marcha sus
mecanismos.
Hay personas que delante de un superior ,de un público
o de algunos entornos se les produce un cataclismo sin
que ellos hallan hecho nada malo para que se
produzca.
Las manifestaciones pueden ser abruptas que son las que
vienen de golpe, en minutos y las que son más crónicas.
En las abruptas, estas crisis son momentos
particularmente incómodos y la persona siente
palpitaciones, sacudidas en el corazón, sudoración,
sensación de falta de aire, opresión o malestar
torácico; a veces, mareos o sensación de irrealidad y,
a menudo, con un intenso miedo a perder el control y
miedo a morir o a que pase algo gravísimo. Todo esto es
un ataque de pánico y es una
experiencia de 5 a 10 minutos devastadora para la
persona. El paciente queda con un malestar intenso y
agotado. En aquel lugar donde se produce queda marcado
para la persona y se produce una conducta de huida, de
manera que si esto ha ocurrido en el metro, le costará
mucho volver. Es muy importante que cuando esto ocurra
se consulte a un profesional.
Sólo con pastillas no se resuelven los problemas de
ansiedad y depresión. Se resuelven con
pastillas, que son absolutamente necesarias, pero
también se necesitan la psicoterapia, entender la
enfermedad tanto el paciente como la familia.
Hay un viejo aforismo que dice: “ no se deprime
quien quiere sino quien puedeâ€. Para tener estas
enfermedades, tanto un trastorno de
ansiedad como una depresión, se necesita una
susceptibilidad, una predisposición genética en el
cerebro. Son personas que soportan muy mal el estrés;
cuando están sometidas durante un tiempo largo a
situaciones de estrés, que no hace falta que sean muy
intensas sino continuada. Hay otras personas que sin
estar sometidas a estrés, pero que lo han estado
durante la infancia o en la adolescencia, presentan
estos trastornos psiquiátricos.
En su cerebro hay una serie de alteraciones químicas,
aunque también se ha demostrado que existen
alteraciones celulares, incluso que en su cerebro el
hipocampo disminuye de tamaño. En primer lugar, se debe
reconocer que esas personas están enfermas y que se
deben medicar y debe contar con la ayuda, la
colaboración y la compresión de la familia y amigos.
Cuando la medicación haga efecto, hay que lograr que
desaparezcan todos los síntomas; una vez desaparecidos,
se debe continuar tomando la medicación hasta 4 -
6 meses después. Si abandona la medicación antes, hay
riesgo de recaída y entonces la enfermedad suele ser
más feroz.
Las técnicas terapéuticas como recomposición de la
persona, eliminar el miedo, recuperar la confianza;
existen técnicas de carácter psicológico que suelen ser
bastante útiles en estos casos y lo mejor es combinarlo
con medicación que pueden eliminar los malestares
agudos. Pero es muy importante que la persona recobre
la confianza y eso ningún medicamento lo consigue, es
un proceso psicológico. Es muy agradable ver cuando una
persona puede eliminar el malestar bioquimicamente y
puede recuperar su identidad. Eso hace que las personas
estén incluso mejor que antes de la
crisis.
Cuando se medica a una persona con ansiedad la
respuesta es: “¿me quedaré enganchado al
medicamento?â€. Como buen sufridor, anticipa el
desastre de ser adicto. Existen medicaciones muy
útiles.
Parece ser que los antidepresivos consiguen que el
circuito del miedo, de la amígdala, interfieren a nivel
alto de la serotonina y de la neuroadrenalina, que son
sustancias que regulan estos circuitos y hacen que la
alarma no se dispare con tanta facilidad. No es el
efecto de levantar el estado de ánimo, sino un efecto
preventivo del mecanismo del miedo. Es casi imposible
tener ataques de pánico cuando se
toman antidepresivos.
La medicación no engancha pero no se pueden dejar
bruscamente como no se deben dejar bruscamente los
analgésicos, la cortisona y sus derivados, los
medicamentos para la tensión arterial etc.
De todos los medicamentos que se utilizan en
psiquiatría sólo pueden enganchar las benzodiazepinas,
como el Valium, que se utilizan para la
ansiedad; pero el tratamiento de la
ansiedad no se basa en estos
ansiolíticos sino con antidepresivos.
Los efectos secundarios son náuseas, vómitos y dolor de
cabeza los primeros 15 días que desaparecen solos. Hay
unos antidepresivos que repercuten, más o menos, sobre
la libido. En los hombre afecta con un retraso en la
eyaculación o impotencia y con una disminución del
deseo sexual en la mujeres. Con los nuevos
antidepresivos no hay sequedad de boca.
Loa antidepresivos tardan entre 1 y 4 semanas en hacer
efecto, pero los efectos indeseables pueden aparecer
desde el primer día.
Las personas con un cuadro depresivo no tratado
adecuadamente tienen una esperanza de vida de 10 a 15
años inferior a la población general. Una persona con
ansiedad o depresión, tiene los
procesos de inmunidad disminuidos, con lo cual son más
propensos a coger infecciones, son los mayores
consumidores de antibióticos, tienen muchas infecciones
por hongos, herpes y la posibilidad de tener tumores es
muy superior a la población en general.
La depresión está intimamente relacionada con el
estrés. Dentro de los trastornos de
ansiedad, existe el trastorno de
pánico, con el miedo a estar en un sitio determinado. Y
esto se trata con antidepresivos.
Este año va a salir un nuevo antidepresivo Valdoxan,
que es un fármaco que actúa regulando los ciclos
biológicos, que actúa sobre los receptores de la
melatonina. se continua investigando para encontrar
mecanismos que actúen sobre los mecanismos del
estrés.
Los especialistas utilizan la psicoterapia y los
psicofármacos de carácter ansiolítico, en los que hay
nuevos avances, y eso permite que en la actualidad hay
un buen pronóstico para los enfermos de
ansiedad.
Todas las técnicas para el tratamiento de la angustia,
las técnicas psicoterápicas, son de ir enfrentándose
progresivamente a las situaciones que provocan el
temor. En eso consiste la terapia conductual que va
enfrentando progresivamente al paciente con sus
miedos.
Hay mucha gente que oculta síntomas, y que solamente
cuando otra persona los comenta los reconoce. Hay
fobias que son muy difíciles de saber si el individuo
no las cuenta, por ser fobias a situaciones poco
habituales, menos es menos probable que pase
desapercibida la agorafobia, temor a salir o meterse en
espacios donde haya mucha gente, en algunas personas
llega a ser tan grave que se encierran en casa. La
terapia consiste en hacer entrar al paciente en lugares
con mucha gente, esto se llama desensibilización
sistemática, ir por pasos.
No todos los pacientes deben tomar psicofármacos, a
veces basta con las intervenciones psicológicas. Hay
técnicas especificas para los diferentes
trastornos de ansiedad que se pueden
aplicar por cualquiera de los especialistas en salud
mental o por el médico de familia. La clave es hacer
tratamientos comprensivos pero centrados en cada uno de
los pacientes. Muchas veces los pacientes son reacios a
tomar fármacos, pero en el paso del tiempo se dan
cuenta de el beneficio que les produce.
Entre un 10% y un 20% de la población padecerá ansiedad a lo largo de su vida. La ansiedad es un problema muy prevalente, se estima que alcanza un 20 % de las visitas de psiquiatría. Hay más prevalencia de ansiedad de la que había en el pasado porque los psiquiatras antes sólo se dedicaban a las enfermedades mentales graves; hoy en día son más cercanos.
Si las manifestaciones de ansiedad se dan en el curso de un acontecimiento vital muy desfavorable, como una pérdida o una situación que conlleva mucho estrés, muchas veces basta con dejar pasar unos días y por si sólo el individuo tiene capacidad de adaptación. Pero si no es en el transcurso de algo a lo que se esté reaccionando o si las reacciones a un pequeño problema son muy desproporcionadas, deben ir al médico de familia. Los médicos de familia están muy bien preparados para afrontar casos de ansiedad, sobre todo si son leves o moderadas. Los médicos de familia deben derivar a un especialista, el psquiatra.
La Asociación de Trastorno de Ansiedad se creó en el
año 1995 y fué creada por una persona que padecía
agorafobia. El señor Fermoso es presidente desde hace
10 años y desde entonces se mantienen grupos de ayuda
mutua.
La agorafobia se relaciona al trastorno de pánico; no
solamente es el miedo a espacios abiertos, sino también
en los sitios donde la persona no tiene salida.
En un ataque de pánico, el paciente
tiene la sensación de que se muere. El señor Fermoso lo
padeció a los 13 años, en el baile del pueblo; tuvo la
sensación de que debía ir urgentemente a casa ya que
sentía que se moría.
Hay profesionales que entienden lo que ocurre cuando
una persona padece un ataque de pánico
ya que han tratado a muchas personas; pero cuando
alguien pasa por esa situación se hace más sensible a
lo que pueda estar pasándole a otra persona.
Las personas que quieran hacerse socios han de hacer
llegar sus datos a la Asociación y se pagan 5 euros al
mes. Además de grupos de ayuda mutua, hay
actividades de ocio (cenas, talleres de fin de semana)
y conocer personas afines, incluso han llegado a
formarse 2 parejas. Cuando se organizan estas salidas
se procura no hablar de la ansiedad, ya que para eso
están los grupos de ayuda.
Un grupo de ayuda está basado en el ejemplo de
Alcohólicos Anónimos; cada grupo tiene una metodología
y que están coordinados por psicólogos y terapeutas
voluntarios que hacen una labor de psicoeducación. Son
reuniones que duran 2 horas y cada uno expresa como se
siente en ese momento, se trabajan temas como la
autoestima , la asertividad, la autoconfianza y el
autoconocimiento; todo aquello que sea tema de
crecimiento personal y técnicas cognitivoconductuales,
que son las que más sirven para afrontar la mejora de
los trastornos de ansiedad. Antes de irse, se fijan una
especie de deberes para cumplir durante la semana,
objetivos para afrontar situaciones que dan miedo ya
que las fobias se curan así.
Hay una técnica llamada de inmersión que trata de
afrontar los problemas de golpe (terapia de choque),
pero puede ser contraproducente.
Las personas con fobia social tienen miedo a entrar en
un bar porque creen que todo el mundo les está mirando.
El señor Fermoso tiene fobia a escribir en
público.
Las fobias no se explican porque se cree que no van a
entenderse.
El señor Fermoso acumulaba un estrés muy importante por
una situación familiar traumática y empezó a tener
problemas de inseguridad. Comprobaba cada vez que
pasaba una página si sólo había pasado una, para no
perderse ninguna información, ya que tenía que acabar
la carrera con buenas notas. Eso se denomina trastorno
obsesivo compulsivo, tienen un ritual como mirar el gas
para ver si está apagado, comprobar la puerta para ver
si está bien cerrada o lavarse las manos. En la
Asociación existe un paciente que se lava las manos con
lejía 200 veces al día.
Lo que hay detrás de la ansiedad es
miedo a una amenaza imaginaria. Cuando la amenaza es
real el cuerpo tiene sus mecanismos de defensa, pero si
es imaginario se convierte en un trastorno.
Las personas con trastorno obsesivo compulsivo tardan
una media de 8 años para acudir al médico, con lo cual
el trastorno ya está cronificado. A los primeros
síntomas hay que acudir a un especialista ya que puede
evolucionar. El miedo es como un fantasma, a medida que
se le va dando poder se va alimentando.
Los grupos de ayuda son beneficiosos porque se obtiene
información, se animan y apoyan los unos a los otros,
se encuentra comprensión...
Los trastornos son cosas muy íntimas que cuesta contar,
incluso a la pareja, por miedo a no ser comprendidos.
Las personas con esta problemática tienen conducta de
evitación, siempre acaban dando alguna excusa.
Al señor Fermoso le diagnosticaron hipocondría cuando
fue al médico. Se sentía culpable por no poder hacer lo
que los demás hacían.
La medicación suele ser antidepresivos y ansiolíticos y
puede mejorar con la ayuda de las terapias. La medicina
alternativa también puede ayudar, con la acupuntura,
flores de Bach... también ayuda el hacer deporte,
llevar una vida sana y sentirse querido.
Al menor síntoma se debe decir a quien sea. Cuando se
trata de un niño hay que acercase a preguntarle; los
casos de builling dan problemas de
ansiedad ya que dan mucho miedo. A un niño que
no come, que no ríe, que no se comporta como antes, se
le deben acercar para preguntarle que le ocurre.
Se comprobó que las personas que padecían ataques de ansiedad también padecían hiperlaxitud; la gente con un exceso de colágeno que es un 15% de la población tiene mayor tendencia a padecer ataques de ansiedad. Ambos problemas están concentrados en un cromosoma que es el número 15.
Las personas con ansiedad tienen mayor percepción de olores y de temperaturas y una de las características que notan son los cambios de tiempo; los nocivos para ellos son los días antes de llover, el viento caliente de poniente del Mediterráneo o en el norte el viento del sur. En la depresión hay un cierto ritmo estacional;Â los pacientes con ansiedad notan cuando va a haber un cambio de tiempo.
Muchas personas con ansiedad encuentran alivio en el alcohol ya que influye en la corteza cerebral interfiriendo con el funcionamiento de los circuitos corticales y genera una cierta sedación. El problema radica en que cuando pasa el efecto del alcohol deben seguir bebiendo y eso genera complicaciones de adicción.
NEW YORK: Doctor Michael Albatros, especialista Ansiedad
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