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Última actualización de la noticia: 03/04/2010
Con la llegada de la primavera y el cambio estacional los pies también son un punto que hay que cuidar. Las personas que sufren de dolores y patologías relacionadas con esta zona de las extremidades inferiores no deben bajar la guardia y deben seguir llevando el calzado más adecuado.
El señor Josep Maria Carnero, podólogo, recomienda que calzado es mejor para esta época de primavera.
La primavera es la estación del año más complicada en cuanto a continuidad climatológica. Un día hace sol, otro llueve, calor y frío se alternan en el mismo día...Estos altibajos de temperatura también afectan al pie, evidentemente. La termoregulación del cuerpo a veces dificulta la adaptación de los pies al clima, y además se producen muchos cambios de volumen. Las personas con problemas de circulación son las que lo acusan más.
El calzado de primavera suele ser más ligero, con un grosor de la suela y un tipo de piel distinto al utilizado en el calzado de invierno. Sean como sean esos zapatos, lo importante es que se adapten a la forma y a la medida del pie que van a albergar. Eso sí, si son más livianos, mucho mejor. Lo que el señor Carnero desaconseja es llevar sandalias totalmente planas, con una suela muy fina y con una dudosa sujeción. Este tipo de chancletas dejan al pie desprotegido, hacen que sea fácil que se produzca una lesión, que se contamine de manera más rápida, etc. No hay que olvidar que al pie hay que protegerlo y cuidarlo.
Las personas que necesitan llevar plantillas constituyen más de un 50% de la población. Eso quiere decir que padecer de problemáticas en los pies es bastante común, pero las cifras no son las mismas si nos referimos a personas que utilizan plantillas para igualar sus desequilibrios. Sea como sea, cualquier personas que tenga un desajuste de la marcha acabará manifestándolo tarde o temprano.
Cuando un pie necesita ser compensado y se utiliza un soporte plantar, este pie deja de doler y se recupera de su anomalía. Si al llegar la primavera retiramos esa plantilla, el pie recordará lo que padecía antes y volverá a doler. Por eso es importante que las personas sigan manteniendo el uso de soportes plantares con el calzado primaveral porque el pie no entiende de estaciones en este aspecto. Puede retirarse un día de forma puntual, pero no de forma habitual.
Cuando llueve el calzado ideal debe tener la suela de goma y ésta debe ser rugosa para facilitar la sujeción al suelo. De esta manera se evitarán resbalones. Si el calzado coge humedad, lo que hay que hacer al llegar a casa es descalzarse y poner esos zapatos a secar. Es importante utilizar otro cazado si a día siguiente esos siguen húmedos.
Lo que se tiende a creer de que un zapato debe doler al principio hasta que el pie se acostumbre es mentira. Un zapato debe resultar cómodo desde el primer día. Si no es así, hemos hecho la elección equivocada. Tampoco es cierto que tener callosidades y durezas sea lo normal. Esto es solo un método de defensa que desarrolla el pie, pero su presencia no es vano ya que queda de manifiesto que hay alguna problemática en la zona.
1 Ficheros de sonido (10:12 mins):
Reproducir entrevista con D. Josep Maria Carnero, podólogo. (10:12 minutos)
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