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Última actualización de la noticia: 01/04/2010
La fiebre es uno de los síntomas más frecuentes con los que el cuerpo reacciona ante un ataque vírico, bacteriano, o cualquier tipo de infección. La fiebre es una señal de alarma, no una enfermedad, que nuestro cuerpo emite para avisarnos de que algo ocurre. Además también hay otros motivos que hacen subir la fiebre como un golpe de calor o enfermedades que cursan con síntomas febriles como un cáncer.
El doctor Salvador Giménez, médico de familia, nos detalla los procesos febriles y qué métodos se pueden seguir para controlar estas subidas de temperatura.
Las partes donde se toma la temperatura son cuatro: el tímpano, la boca, la axila o el recto. Se considera que la temperatura normal está entre los 36 y 37 grados, aunque no hay una temperatura ideal porque eso depende de cada persona. El término fiebre se utiliza cuando se superan los 38,5 grados más o menos, tanto en niños como en adultos. La cifra intermedia se llama febrícula, que no es más que un aumento de temperatura sin que llegue a ser fiebre clara y evidente. Al paciente con fiebre hay que tratarlo siempre, y ver si es capaz de llevar un ritmo normal o está incapacitado y debe meterse en la cama. Si la fiebre es de origen infeccioso habrá que buscar el origen para poder ponerle remedio.
También pueden aparecer pequeñas alteraciones de temperatura sin que lleguen a implicar enfermedades. Por ejemplo, se sabe que las mujeres, el día en que comienzan la ovulación, aumentan su temperatura corporal en medio grado.Â
Un niño con febrícula no siempre reaccionar igual en todos los casos. Hay niños que pueden estar activos, jugando, y que esa temperatura no tenga importancia. En cambio otros, presentando las mismas décimas, pueden estar medio dormidos, quejarse, llorar, estar irritables...Así que habrá que valorar este comportamiento general del niño antes de nada. En el caso de que esos síntomas vayan a peor y las condiciones del pequeño empeoren, habrá que iniciar un tratamiento. A pesar de que la fiebre sea algo beneficioso como método de información de que algo no va bien en el cuerpo, no hay que olvidar que tiene un consumo para el organismo y que conlleva una serie de perjuicios.
Es cierto que los niños pueden presentar subidones de fiebre en cuestión de minutos. Esto es así porque la temperatura del cuerpo, en condiciones normales, se controla en un centro termoregulador que está en el cerebro y que responde muy rapidamente a diferentes estímulos. Las puntas febriles, que aparecen sobre todo al inicio de las infecciones, ocurren porque las defensas de nuestro cuerpo luchan contra esos microorganismo, y se liberan unas sustancias que informan a ese centro termoregulador.
La primera opción para bajar la temperatura en un niño es la del baño templado. El baño es una herramienta eficaz para bajar la fiebre. La temperatura ideal del agua es de 35 grados, un agua que se irá enfriando poco a poco y que a su vez enfriará la temperatura del cuerpo del niño. Su duración no debe superar los 30 minutos. Si no se dispone de bañera, otra alternativa es la de los paños de agua en frente y manos, aunque resulta menos eficaz. Si con estos métodos tradicionales no se logran resultados, la siguiente opción será suministrar antitérmicos al menor. Paracetamol, ibuprofeno y ácido acetil salicílico son las variantes más comunes. Para los niños pequeños irán bien los jarabes y gotas, mientras que para los más mayores ya se puede optar por comprimidos y supositorios. Si con esto ya no se lograra mejoría, habría que esperar y suministrar una segunda dosis. Si a los tres o cuatro días no hay cambios, lo mejor es acudir a urgencias.
Como apuntábamos, si los antitérmicos no surgen efecto, lo ideal será llevar al niño al servicio se urgencias. De todas maneras hay que usar este servicio de forma controlada, solo cuando esa fiebre es motivo real de preocupación. Cuando la temperatura rectal, la más recomendable en niños pequeños, sube de los 38,5 grados, es muy indicado llevar al niño de urgencias. Si además tiene malestar general, llora, está apático, intranquilo, rechaza los alimentos, etc, más motivos habrá para no bajar la guardia. En adultos, cuando la fiebre llega a los 40 grados, sin duda debe irse de urgencias.
1 Ficheros de sonido (13:42 mins):
Reproducir entrevista con el doctor Salvador Giménez, médico de familia. (13:43 minutos)
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