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Última actualización de la noticia: 15/05/2008
Las personas con psoriasis pueden llevar una vida normal si reciben un tratamiento adecuado. En este sentido, los fármacos biológicos se han convertido en la principal esperanza para conseguir un “blanqueamiento†duradero de las lesiones de psoriasis. El uso de este tipo de medicamentos contra la psoriasis garantiza que no se produzcan daños colaterales en otros órganos, tales como el hígado o el riñón, fundamentalmente porque son sustancias que se obtienen por procesos biomoleculares, y que actúan bloqueando algunos pasos claves para el desencadenamiento y mantenimiento de la enfermedad, sin afectar el resto de órganos diana.
En opinión del Dr. Miquel Ribera Pibernat, especialista en dermatología y presidente de la Sección Catalana de la Academia Española de Dermatología y Venereología, uno de los principales beneficios de este tipo de fármacos es centrar su acción sobre dianas específicas de la inflamación que segregan o expresan determinadas células, modificando la conducta anómala que tienen los linfocitos en la psoriasis, una enfermedad autoimmune crónica no contagiosa en la que el propio organismo se autoagrede y crea lesiones cutáneas rojas, elevadas, inflamadas y que descaman conocidas como placas de psoriasis, que en ocasiones pueden agrietarse y sangrar.
El Dr. Ribera recuerda que la psoriasis es más que una
simple enfermedad de la piel, porque además produce
picor, dolor y puede afectar a muchos aspectos de la
vida de una persona, tanto en sus relaciones
profesionales como personales. “Las personas que
padecen psoriasisâ€, afirma, “pueden también
sufrir una baja autoestima así como aislamiento social.
Actualmente, no existe cura para esta enfermedad, pero
estos tratamientos biológicos están consiguiendo que
hasta un 65-85% de los pacientes se blanqueen total o
casi totalmente. Respecto a los fármacos sistémicos
tradicionales como el metotrexato, el acitretino y la
ciclosporina, siguen jugando todavía un papel destacado
en el tratamiento de la psoriasis, igual que los
tratamientos tópicos.
En el apartado reivindicativo, médicos y pacientes han
coincidido en afirmar que es necesario que todos los
pacientes puedan optar al tratamiento más idóneo sin
que medien factores económicos restrictivos. Es bien
sabido que, dado el elevado precio de estos
tratamientos, en ciertas comunidades autónomas y en
ciertos centros hospitalarios, el hecho de prescribir
fármacos biológicos para la psoriasis puede revertir
negativamente en los incentivos económicos que a final
de año cobra el dermatólogo en función de los objetivos
fijados por la dirección del centro (DPO), lo que puede
revertir negativamente en la salud del paciente.
Pacientes y dermatólogos también plantean la necesidad
de facilitar el acceso a las cremas hidratantes, que
forman parte esencial del tratamiento de la psoriasis.
También habría que facilitar la posibilidad de realizar
curas de balnearioterapia y talasoterapia, aceptadas en
otras patologías como la artritis reumatoide.
Igualmente, se está trabajando para que la enfermería
pueda asumir algunas labores de información a pacientes
que hasta ahora debe llevar a cabo el dermatólogo en el
tiempo de consulta. En este sentido, la participación
de la enfermería reduciría la presión asistencial del
médico y proporcionaría a los pacientes una nueva vía
de atención e información que redundaría en un mejor
tratamiento y una mayor calidad de vida.
El término comorbilidades se refiere a las enfermedades
que acompañan a otra, en este caso a la psoriasis. Las
últimas investigaciones apuntan que las personas que
padecen una psoriasis intensa y que se ha iniciado
antes de los 20 años tienen un mayor riesgo a partir de
los 65 años de padecer diabetes, hipertensión,
obesidad, enfermedades cardiovasculares,
hipercolesterolemia y artritis, entre otras. Aunque la
psoriasis por sí sola no acortaría la vida, sí lo
pueden hacer estas enfermedades que son más frecuentes
en estos pacientes. Los expertos opinan que para evitar
esta situación, debida a la inflamación crónica que
provoca la psoriasis grave mal controlada, es
aconsejable mantenerla bajo control mediante un
tratamiento efectivo y continuo. Existe experiencia
previa respecto al concepto de comorbilidades en otras
enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide
que pueden aplicarse a la psoriasis.
En otro orden de cosas, la asociación de pacientes
Acción Psoriasis confirma que el hecho de sufrir esta
enfermedad dermatológica todavía supone una causa de
discriminación laboral.
En este sentido, Juana Mª del Molino, presidenta y
fundadora de Acción Psoriasis, señala que esta
situación se está dando tanto en empresas públicas como
privadas, y que eso puede estar atentando directamente
a los derechos reconocidos en la Constitución Española.
“Existen ejemplos gravesâ€, asegura,
“como la no admisión, por parte de alguna empresa
de transporte público, de la solicitud de trabajo de un
conductor por sufrir de psoriasis, o la consideración
de esta enfermedad como un criterio de exclusión para
integrarse en las fuerzas de seguridad del Estado. Esto
supone un trato discriminatorio, posiblemente fruto del
desconocimiento de una enfermedad que no siempre es
igual, que no es contagiosa y que puede ser
perfectamente controladaâ€.
En opinión de la presidenta de Acción Psoriasis, es
incongruente que una persona pueda trabajar
transportando todo tipo de mercancías, pero no pueda
conducir un autobús alegando que su enfermedad es
susceptible de empeorar. “Cualquier persona puede
sufrir de estrésâ€, añade, “y no por eso se
le impide, a priori, acceder a un puesto de
trabajoâ€. Por todo ello, recomienda que se
revisen los reglamentos obsoletos de las empresas para
que no choquen frontalmente con los derechos
reconocidos en España en nuestra Carta Magna.
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